viernes, febrero 25



I
Se apaga la luz. Va apareciendo de a poco tu figura, y después tu cabeza apoyada en la mano de tu brazo derecho apoyado en tu pierna. Entonces los dedos de esa mano, y luego los pliegues, y luego las marcas, y luego las líneas. Pero esto último fue imaginado.

II
Me hice cargo de las flores rosas que están en la estación. Las miro, me sonríen, me cantan esa bella melodía que hace un rato me cantaba una quena a mis espaldas, empiezo a volar despacito, muy despacito despego los pies del andén. Vos estás en otro mundo en otro tiempo. Y yo te veo de reojo en tu silencio perpetuo como una mancha gigante. Pero no, ese no sos vos, tu otro vos. Yo le hablo a mi conciencia de mi inconciencia y de tu cansancio, y de mi cansancio. Yo le hablo a la gente que no está. Vos le gritas a vos que no que si que no...

III
Araño las paredes ¿De qué te hablan? Mi pollera se deshace con el viento de la tarde en un parque celeste. Ahora corro, ahora me quedo sin aire, ahora me caigo, ahora me levanto, ahora corro de nuevo... El parque nunca acaba. Y yo.

IV
Me cantaste una canción para acunarme la inmundicia.
Me regalaste un tren para jugar.
Todavía lo espero
¿Cuándo llega ese tren?
¿Cuándo llega?