Piñas.
Pero no de las que se sacuden y cae un fruto con sabor a bosque.
Piñas en serio
en serie
de esas que aplastan cuanto se cruce,
que no tienen causa pero si destino.
Piñas a lo más blando que exista
injustas piñas
desequilibradas piñas.
Una vez adentro sin promiscuidad ni abandonos ni autodestrucción ni nadie aparece el mundo en el que uno encaja.
Adorablemente insano, maravillosamente extraño. Una se ancla, se enamora de tantas manos, de tanta bronca haciendo fuerza.
Pero no todos somos iguales.
No siempre podemos sacar a quien queremos.