Hoy, siete de Septiembre, me puse los aros de perlas que hace tiempo no usaba. Todavía no abrí el sobre. Hace cincuentaynueve años nacía Alma.
Las flores marchitas me envuelven. Huesos andando, flequillo zigzag, fuerza inexperta. Un cuerpo torcido flotando entre salvajes.
Y Volvió. Cabeza gacha, pies entrecruzados, temblando de hambre, muriendo de miedo, mordiendo sus labios. Temblando. Tal como el gris que desconozco lo había pronosticado.
Toda esa euforia, y esos sueños de casas, y tanta locura emparentada, y tanta rebeldía potenciada, y esas pinturas pegadas, y esas promesas sin nombre, y esas tinturas a escondidas, y tantos dolores como planes perfectos…derrumbados. No pudo contra el ser que la habita.
Volver al hogar, vencido. Terrible.
Eso suele hacer la gente que anda conmigo.
Nunca pude salvarlos.
(para Flor, y para mamá por supuesto)